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La gente suele decir que hay que salir y ver el mundo, pero no es para encontrarse con un yo desconocido. De hecho, cuando emprendemos un viaje y nos alejamos más, y vemos más, podemos comprender que las preocupaciones de la vida cotidiana son en realidad insignificantes.
Nuestra frustración y descontento a menudo provienen de la limitación de nuestra visión. Cada vez que regresamos de un viaje, llevamos con nosotros un estado de ánimo renovado, listos para enfrentar la vida con energía. Este impulso no solo proviene de las experiencias en el camino, sino también del deseo de poder ir más lejo
Ver originalesNuestra frustración y descontento a menudo provienen de la limitación de nuestra visión. Cada vez que regresamos de un viaje, llevamos con nosotros un estado de ánimo renovado, listos para enfrentar la vida con energía. Este impulso no solo proviene de las experiencias en el camino, sino también del deseo de poder ir más lejo